Dado que se prevé que el número total de coches en el mundo alcance los 2000 millones de aquí a 2030, cada vez es mayor la tentación de construir infraestructuras urbanas pensando en ellos: haciendo las carreteras cada vez más anchas y ampliando los aparcamientos y zonas de estacionamiento.
En resumen, nuestras ciudades corren el riesgo de convertirse en el hogar de los coches que por ellas circulan, no en el de las personas que en ellas habitan. Así, ¿cómo vamos a sentirnos como en casa?
Derroche de espacio
Los hechos son irrefutables: los coches particulares ocupan la mitad de nuestro suelo urbano y pasan el 95 % del tiempo aparcados sin usarse. Es decir, les cedemos la gran mayoría del espacio para que estén allí parados.
Esta mentalidad centrada en el coche puede crear una separación física, dividiendo a comunidades mediante carreteras transitadas e infraestructuras para peatones limitadas en número. Este aislamiento impide que los residentes creen vínculos con vecinos y barrios y, en última instancia, les hace olvidar que las ciudades deberían ser suyas.
Decisiones, decisiones
Si nos replanteamos el paisaje urbano, y damos prioridad a las personas y no a los coches, podemos crear entornos acogedores que generen un sentimiento de comunidad, pertenencia y felicidad.
Aunque depende de las autoridades decidir cómo se diseñan las ciudades, creemos que tanto las empresas como los ciudadanos pueden ser catalizadores del cambio. Es ahí donde entra Bolt: haciendo que te resulte más sencillo no utilizar el coche y ofreciéndote medios de transporte que se adapten a tus necesidades.
Siéntete como en casa
Como dice la urbanista Yoko Alender, “Una buena ciudad debe ser una extensión de tu hogar. Salir a la calle tiene que ser como entrar en tu sala de estar”.
Nos hemos tomado sus palabras al pie de la letra y las hemos transformado en una campaña que muestra lo que se siente cuando una ciudad empieza a desprender esa sensación de hogar.
Spoiler alert: es posible que incluya zapatillas de conejitos.